miércoles, 5 de mayo de 2021

"Ricachona insensible" contra "pobretona buenaparanada"

 
Seguimos descalificando la opinión o la acción de la otra persona, porque “es una ricachona insensible”, porque “es una pobretona buenaparanada que lo quiere todo gratis”, porque “desde el sofá mullido o el escritorio se opina muy fácil”, porque “qué va a saber esa iletrada”, porque “es obvio desde el punto de vista económico”, porque “esa nunca ha pasado hambre”. Todos estos argumentos y tantos otros miles de versiones de lo mismo, pretenden restarle validez a las posturas contrarias e imprimirle mayor poder a las propias. En últimas ganar la conversación, el partido, la batalla o la misma guerra. Es una forma de aniquilar a quien ejerce como oponente, condenándole a la irrelevancia e incoherencia de sus razones, motivos, opiniones y acciones; relegándole a ser una contrincante indigna.




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