lunes, 31 de mayo de 2021

Mi posición (trivializada), segunda versión

Después de la emigración de mi familia original desde una ciudad intermedia, nací en la ciudad capital de mi país y he vivido casi toda mi vida allí, aunque ahora vivo en un municipio pequeño y gentrificado. Al nacer, la situación económica de mi familia era retadora pero no me acuerdo de ello; mi recuerdo es de suficiencia y hasta de opulencia. En Bogotá viví en estratos 5 y 6 de las localidades de Usaquén y Chapinero. Asistí a un colegio privado, estudié en dos de las mejores universidades privadas de Colombia hasta conseguir dos posgrados, uno de ellos como magíster. Soy blanco (o me veo blanco latino), no soy gordo, estoy casado con una mujer flaca, blanca que también tiene un magíster y tenemos una relación heterosexual. Tenemos un hijo y vivimos los tres juntos. Nunca hemos pasado hambre o sed extremos o estructurales y siempre hemos tenido techo. Tenemos medicina prepagada, no tenemos deudas y estamos satisfechos con nuestros ingresos. No tengo propiedad de bienes inmuebles y tenemos un carro familiar de gama baja. No tenemos empleados ni empleadas. No tenemos ninguna discapacidad. Las dos personas adultas de esta familia tenemos más de 40 años. No practicamos una religión, pero pertenecemos a un contexto católico y no practicamos el ateísmo o el agnosticismo. No he tenido largos periodos de desempleo y me he desempeñado como asesor y consultor. Mi idioma nativo es el español, hablo inglés y comprendo algo de francés.


domingo, 30 de mayo de 2021

Aniquilar a mi opositor hace que el juego se termine

El referente superior al que hacía referencia en una anterior entrada debe ser suficiente para cuidarme a mi, a mis grupos y a las contrapartes de la negociación. Debe tener una inteligencia y una comprehensividad tal, que me permita como negociador, optar por la creación de una prosperidad compartida con mi opositor.


Entregarme a ese referente significa que confío en que me va a cuidar, que lo hará con mis compañeros y con mis opositores.


Aniquilar a mi opositor hace que el juego se termine. Prefiero seguir jugando, seguir intentándolo.


viernes, 21 de mayo de 2021

miércoles, 12 de mayo de 2021

Un referente superior para dialogar

 Un paso fundamental en ese diálogo con traducción, es que cada una de las partes tenga algo como un poder superior. Es necesario que las personas que integren las mesas de diálogo estén informadas o regidas por algo que les es superior. Unos llevarán a dios, otros a la patria, algunos al interés general, hay quienes llevan a la pacha mama o la madre tierra, el universo, la constitución y la ley, la arquitectura universal o tantas otras posibilidades. Sobre esto no hay negociación y no es necesario revelar esta información.


Es fundamental que exista un marco axiológico que sea lo menos acomodaticio posible y que sirva de consulta a quienes dialogan. En las situaciones límite del diálogo y la negociación, las partes necesitarán abstraerse de sí y satisfacer algo superior, si quieren hacer un buen trabajo. Si su único derrotero son sus propios intereses o los de sus grupos, la conversación llegará a un escenario meramente transaccional que no refleja la complejidad del proceso humano y de la construcción colectiva.


Paro Nacional, Barichara, 11-5-21


 

martes, 11 de mayo de 2021

Traducir para dialogar

Es necesario creer que hay diferencias de entendimiento entre los “idiomas” (los códigos, las lógicas, el ser y el hacer) de las personas y colectivos llamada a dialogar. Partiendo de esa base se pueden ensayar diferentes dispositivos de traducción como los siguientes:


1. Construir un “idioma” conjunto. Se puede empezar por un glosario o por un diccionario de traducción entre dos y más “idiomas”.

2. Que una de las partes aprenda a hablar el “idioma” de la otra o las otras.

3. Designar una tercera parte que traduzca. Quien traduce tiene que hablar los diversos “idiomas” del diálogo. Puede ser la misma que ejerza la mediación. La labor de traducir sería una de las más importantes de la mediación.




lunes, 10 de mayo de 2021

Aceptamos que somos impotentes ante esta situación y que nuestra vida como colectivo se volvió ingobernable

El primer paso que tiene que ver con las dos preguntas que formulé en la anterior entrada, empieza por un proceso de aceptación. La forma de empezarlo es declarándolo. Aceptar que somos impotentes nos sirve para darnos cuenta que las decisiones y acciones que hemos emprendido, no funcionaron.

Ahora bien, la ingobernabilidad no solo es demostrable gracias a la crisis de las últimas dos semanas. La ingobernabilidad es estructural y antigua. Si logramos aceptar la impotencia y la ingobernabilidad, podemos estar dando un paso poderoso. Todavía no es prudente pasar a las soluciones.



domingo, 9 de mayo de 2021

¿Unirnos y dialogar?

 La solución que muchas personas proponen es “unirnos” y su método es el “diálogo”. Eso es como decirle a quien sufre con su gordura que la solución es adelgazar y que el método es comer menos y hacer ejercicio. 


Las preguntas poderosas son:


- ¿Cómo unirse aceptando las diferencias más profundas, sin anular el ser y el hacer de cada cual?


- ¿Cómo dialogar entre personas y colectivos que hablan idiomas diferentes? La mayoría hablamos español, pero el idioma de jóvenes barriales es muy diferente al que se habla en los salones del Palacio de Nariño y ni se diga al que hablan quienes integran las comunidades ancestrales.

viernes, 7 de mayo de 2021

Con cálculo político, sin renunciar a mis intereses, revisando mi privilegio

 Hoy decía uno de los líderes de la “Coalición de la Esperanza” que llegaban a la reunión con el presidente, sin cálculo político. Eso no es cierto. Todos ellos son políticos que viven de hacer cálculos políticos y está bien que los hagan, es su trabajo, su oficio.


Varios líderes dicen que, para salir de esta, necesitamos unirnos y dejar a un lado nuestros intereses económicos, políticos, religiosos e ideológicos. Eso es imposible. Si los dejamos de lado, nos convertimos en una masa de carne y hueso que solo necesitaría comida y agua. Los intereses no son algo negativo. Lo reprochable es ocultarlos y pasar por encima de los demás para satisfacerlos.


Un paso es empezar a analizar mi propio privilegio. ¿Merezco esos privilegios? ¿Sin darme cuenta los defiendo a toda costa?


jueves, 6 de mayo de 2021

Manifestación, protesta, expresión


 

Mi posición (trivializada)

Después de la emigración de mi familia original desde una ciudad intermedia, nací en la ciudad capital de mi país y he vivido casi toda mi vida allí, aunque ahora no. Asistí a un colegio privado, estudié en dos de las mejores universidades privadas de Colombia hasta conseguir dos posgrados, uno de ellos como magíster. Soy blanco (o me veo blanco latino), no soy gordo, estoy casado con una mujer flaca, blanca que también tiene un magíster y tenemos una relación heterosexual. Tenemos un hijo y vivimos los tres juntos. Nunca hemos pasado hambre o sed extremos o estructurales y siempre hemos tenido techo. Tenemos medicina prepagada, no tenemos deudas y estamos satisfechos con nuestros ingresos. No tengo propiedad de bienes inmuebles y tenemos un carro familiar de gama baja. No tenemos empleados ni empleadas. No tenemos ninguna discapacidad. Las dos personas adultas de esta familia tenemos más de 40 años. No practicamos una religión, pero pertenecemos a un contexto católico y no practicamos el ateísmo o el agnosticismo.





miércoles, 5 de mayo de 2021

Paro Nacional, Barichara, 5-5-21

 


"Ricachona insensible" contra "pobretona buenaparanada"

 
Seguimos descalificando la opinión o la acción de la otra persona, porque “es una ricachona insensible”, porque “es una pobretona buenaparanada que lo quiere todo gratis”, porque “desde el sofá mullido o el escritorio se opina muy fácil”, porque “qué va a saber esa iletrada”, porque “es obvio desde el punto de vista económico”, porque “esa nunca ha pasado hambre”. Todos estos argumentos y tantos otros miles de versiones de lo mismo, pretenden restarle validez a las posturas contrarias e imprimirle mayor poder a las propias. En últimas ganar la conversación, el partido, la batalla o la misma guerra. Es una forma de aniquilar a quien ejerce como oponente, condenándole a la irrelevancia e incoherencia de sus razones, motivos, opiniones y acciones; relegándole a ser una contrincante indigna.




martes, 4 de mayo de 2021