domingo, 13 de mayo de 2018

Rappi abuso

Después de haber visto varios repartidores de Rappi haciendo movidas peligrosas por las calles me empecé a preguntar más cosas.
Un día decidí preguntarles a unos muchachos que estaban esperando por su pedido en un restaurante, cómo era la cosa en esa empresa. Me contaron que se podían hacer hasta dos millones de pesos en un mes pero para lograrlo les tocaba trabajar como diez y seis horas al día, todos los días, que no tenían ninguna seguridad social, que le pagaban un seguro a Rappi de doce mil pesos mensuales, que toda la dotación la tiene que comprar, la cachucha vale siete mil pesos, el impermeable como doce mil, la caja, el morral, la lonchera, todo tiene un precio que paga el domiciliario. Rappi no les da nada.
Esta empresa es reconocida por el Ministerio de TIC y por un candidato presidencial como una fiel representante de la Economía Naranja.
No sé que será esa tal economía, lo que si se es lo que puede nacer de la unión entre la pereza y la sobreactuación de unos consumidores que no pueden salir de su casa a comprar un pollo y de la necesidad de dinero de unos muchachos a los que el mercado no les ofrece mucho. Rappi supo integrar con avidez estas dos variables.
El servicio es eficiente y además les sirve a los restaurantes para vender más, con bajos costos y riesgos operativos en el domicilio.
Los restauranteros y Rappi se están lucrando de tener a un ejercito de muchachos en la calle, chupando sol, clima y ciudad, pagándoles a destajo y poquito por una típica actividad que debería estar protegida por la legislación laboral. Estos muchachos andan de afán en sus bicicletas y en sus motos, poniendo en riesgo a los demás que andamos por las calles expuestos a que nos atropellen. Todo para llegarle a tiempo a un perezoso que no podía salir a comprar su almuerzo o su mercado o a un sobreactuado que no podía salir de su oficina a comprar unos cigarrillos.

http://mundoround.blogspot.com.co/2018/03/rappi-peligro.html