Luego de varios años sin saber que estaba entrenando para la
carrera de hoy, corrí una competencia de trote de 10 kilómetros en Bogotá. En
los meses previos, cuando entrenaba, hacía un juego mental en el que cada
vuelta al parque era una etapa del viaje que inicia el 3 de julio con primer
destino a Milán. Ese juego me servía para distraer la mente en algo distinto a
la preocupación por lograr las metas parciales y poco a poco fui logrando
correr más y más distancia hasta llegar a la carrera de hoy.
También apliqué otro juego mental, en los entrenamientos y
en la carrera, que consistía en fraccionar los logros. Hoy tenía que correr sin
parar hasta llegar a los 10 kilómetros pero cada milla me preguntaba ¿Qué
tiene? y si iba al comienzo me contestaba: Nada, y luego me preguntaba: ¿para
dónde va? Y me contestaba: para la milla 1 y así llegué a las 6.2 millas que
tenía la carrera.
Tengo la opción de permitirle a la lógica lineal que me
dicte que el viaje de mis sueños empezará el 3 de julio pero también puedo
darle cabida al misterio para que me guíe y concluir que el viaje ya empezó.
Cuando estoy conectado me doy cuenta que llevo viajando varios años y lo que
empieza el próximo semestre es una parte de este maravilloso viaje.
En este momento tenemos el reto de lograr la visa de la
comunidad europea. ¿Me pregunto ahora: ¿Qué tenemos?, me respondo: Nada ¿Para
dónde van? Y me respondo: a juntar los papeles para presentarlos en la primera
semana de abril en la embajada de Francia? Cuando tengamos los papeles listos
me preguntaré: ¿Qué tienen ahora? y me responderé: los papeles listos ¿Para
dónde van? y me responderé: a la cita en la Embajada.
Esta puede ser una forma de organizar tantos
asuntos que hay que dejar organizados antes de irnos y puede ser el método para
seguir viajando por toda nuestra vida.