Saludo:
Señorita sustentó su sangre
sin sollozo; solidariamente sirvió sin salario, sacrificó. Sabe subir
serenamente serranías sobrehumanas sin sonar sables. Si su seriedad se sofoca,
severa sentencia suavemente. Si se siente satisfecha solícita soluciona. Seguidamente, sigilosa suministra sabiduría sin
superchería, sin sermón.
Soprano sui géneris. Signo Scorpius. Suegra sobrada. Sublime su
semblante, su silueta. Sugestiva su sensatez, sugerente su sencillez, su
seguridad.
Salvaguardó siempre su
sempiterno socio. Salomónica socorrió sus siete sucesores sin separar, sin
sesgo. Simpático sibarita sucumbió sesentón sin salud, sin sorpresa. Suele
sublimarlo sin socarronería. Sagradamente silenciemos siete segundos.
. . . . . . .
Sus señoritos sin suficiente
serotonina sobrevenimos señores. Su señorío suscita sendos sentimientos
superlativos. Somos siderales soñadores sensibles. Sin sonrojar señalo: susodichos
somos sardinos sanos.
Su sazón salamineña
sobresale. Sin servilismo sirve sustentos sabrosos, sustanciosos. Su sartén
surte sobresaliente selección. Se sugiere sorber su singular sancocho. Simplemente
sensual saborear sus sopas, salsas, sándwiches, solomillos.
Secreto: son setenta, simbolizan
su séptimo suelo. Soy su súbdito soberana Señora. Ser supremo: suplico
santificarla. Solicito saltimbanquis, serafines, serpentinas, sinfonías. Sigan
sonando su son serenateros.