jueves, 10 de enero de 2013

Fluir

Para llegar a decidir que vamos a darle la vuelta al mundo con mi esposa, el proceso empezó cuando estaba en Wisconsin, en 1996, aprendiendo inglés y haciendo un intercambio después de terminar el bachierato. En ese momento no había empezado mi carrera de Derecho, faltaban como 13 años para conocer a mi esposa y recuerdo que en ese momento pensaba que tenía que repetir la experiencia de vivir fuera de Colombia por un tiempo considerable.
Luego de unos años de graduado de la Universidad y habiendo obtenido una especialización, apliqué a una maestría en España y teniendo en cuenta mis actuales gustos e inclinaciones, fue mejor haber fracasado en ese proceso de selección de la beca; si en este momento me tocara escoger una carrera o una maestría, no tendría ni las más remota idea de qué estudiar y, de hecho, posiblemente me inclinaría por no estudiar algo formal sino entraría en algún camino de aprendizaje como el que percibo en el viaje que haremos alrededor del mundo con mi esposa.
Fue hermoso como ella llegó un día de mayo del 2012 y me propuso esta idea de ir a viajar por distintos países y en segundos escuché lo que el Universo me quería decir y acepté sin prever nada, sin reparar en lo financiero, sin pensar en la “continuidad” de mi “carrera”. Es más, posiblemente pensé en fracciones de segundo en todo eso y en muchas otras cosas que he aprendido a dejar que sean decididas por el fluir de la naturaleza y en ese proceso yo sólo tengo que estar atento a hacer las pequeñas tareas que me corresponden, con el maravilloso resultado de verme fluir con mi Diosa Coronada, como si hubiéramos planeado todo rigurosamente pero en realidad, lo único que hicimos fue confiar, soltar y dejar fluir.
Ahora tenemos algo más de cinco meses para cerrar varios capítulos en Bogotá y para tomar decisiones y hacer vueltas y trámites que haremos poco a poco y con mucho amor porque, así como en el Quinto Elemento, la clave de este viaje de los sueños está ahí.


Camilo Isaza Herrera
@Atarugo