viernes, 16 de agosto de 2013

Maestros


He llegado a la conclusión de que las coincidencias no existen. El pueblo donde estamos se llama Guillaumes que, en un dialecto local, traduce algo muy parecido a Guillermo, el nombre de mi Papá y de uno de mis hermanos. Dos hombres tan maravillosos como complejos.



Con ellos dos he aprendido mucho. Con mi hermano aprendí a jugar, me acompañó en mis primeras notas como cantante, mi niñez fue un constante compartir con él. Me acuerdo de los ataques de risa, gracias a mi rolliza coordinación, cuando me enseñaba a jugar tenis, squash o cualquier otra cosa. También en la adolescencia nos acompañábamos de otra manera y nuestra relación era cercana sin que necesariamente nos expresáramos el amor que mutuamente sentíamos y que no ha dejado de existir pese a la distancia que la adultez impone en algunas historias. En fin, él ha sido mi maestro en diversos momentos.

Con mi Papá disfrutaba escuchándole sus largas historias de tiempo atrás, cuando vivía en fincas y cuando era un ejecutivo en Manizales. Hablar con él de política era uno de mis pasatiempos favoritos. Me encantaba ser su ayudante en temas de mecánica y de arreglos en la casa y con los carros y gracias a ello desarrollé una facilidad evidente para ciertas tareas que son muy útiles a la hora de trabajar en el campo, tal como ahora lo estamos disfrutando con Camila.

Mi Papá fue un maestro para mí y lo recuerdo frecuentemente porque a veces me doy cuenta que muchos de mis actuales comportamientos se los debo a él.

He tenido que llegar a cierto concepto sobre los maestros y sobre los iluminados porque en mi sistema no funcionan esos seres extrahumanos que se les llama Maestro y que tienen seguidores y hasta organizaciones. He llegado a la conclusión que ellos, en muchos casos, poseen más calidades políticas que espirituales o universales.

Creo que todos tenemos la posibilidad de ser maestros o iluminados porque en un mismo día, sin proponérnoslo, podemos iluminar a alguien y alguien puede ser nuestro maestro y no necesariamente porque puso un tono sepulcral salido de una boca rodeada de una barba blanca; incluso alguien que nos hace daño o que se comporta reprochablemente puede ser nuestro maestro.

Ahora bien, llevamos dos semanas en la finca de Philippe y los aprendizajes han sido muy variados. Por ejemplo estuvimos con Camila acompañándolo a quitar un enjambre de abejas que estorbaba en el alar de una casa cerca de la finca. Era alucinante estar con el traje especial para estas lides, rodeado de abejas y verlo trabajar en esa labor que demanda paciencia, conocimiento y, a su estilo, sabiduría.





De vez en cuando me pedía que lo ayudara en algo menor y con mucha valentía, desde mi citadina visión, me quité los guantes dos o tres veces porque lo que me pedía así lo demandaba. Su tarea consistía en ir despegando los paneles de cera que componían el panal e irlos acomodando en los marcos de madera que van entre las cajas que fungen como colmena. Había azar en esa labor porque si la Reina no entraba en la caja, todo el trabajo se perdía y la colmena habría muerto. El resultado fue favorable pero si no hubiera sido así creo que hizo lo mejor posible, cuidando a las abejas y a sus crías.

Al terminar comimos el polen que estaba almacenado en los paneles de cera  y hasta probé una larva de abeja. Es como comerse una abeja chiquita pero dulce, blanca y babosa. Una comida completa con mucha azúcar y algo de proteína.

También hemos cortado lavanda en campos silvestres y en lugares cultivados. El arbusto se corta con una hoz en la mano diestra y se recoge con la otra. Varias veces he cortado mis dedos pero nada grave. Hay veces que toca caminar más de una hora de subida en las montañas para cortar y de bajada es preciso llevar las flores en cajas que llevamos en la espalda con un sistema que hace reposar parte del peso en la cabeza, gracias a una especie de balaca que va atada a la carga.

               Fotos de Caity Bolton






La lavanda se usa para hacer diferentes productos como ramos, aguas y el más valioso es el aceite esencial que se procesa en un alambique muy antiguo que está en el pueblo.

Hace poco estuvimos cosechando miel y aunque recibí una picada, la mayor parte del tiempo estuve sin guantes. La labor consiste en ir retirando los marcos de las colmenas. Es necesario quitar las abejas sacudiendo la estructura o barriéndolas suavemente con una escobita. Finalmente se llevan las cajas a la mielera y allí se revisa que las celdas estén destapadas y en caso contrario se remueve la cera para luego meterlos en una centrífuga que extrae la miel y luego de filtrarse sale el producto del trabajo de las abejas en asocio con Philippe: una miel con un sabor maravilloso y ni se diga de la que se cosecha de colmenares que están cerca de campos de lavanda.  

Trabajar con Philippe o cumplir con uno de sus encargos, como construir un tendedero o procesar la miel, me hace caer en cuenta que mi Papá, mi Hermano y tantas otras personas han sido mis maestros. Él también me ha enseñado mucho, con paciencia y buena onda. Este viaje me deja cada vez más aprendizajes para toda la vida.

              Fotos de Caity Bolton


  

Termino esta entrada recordando todo mi amor y respeto a Guillermo y a Guillermo desde Guillermo. 

viernes, 2 de agosto de 2013

Miel y Lavanda en los Alpes Marítimos de Francia


El domingo 28 de julio quedamos de encontrarnos con Philippe Chavignon en Guillaumes a las 6:35 de la tarde y nosotros llegamos allí a las 6:30 luego de dejar Niza y atravesar una carretera con un paisaje hermoso. Es un cañón con precipicios pronunciados, de color rojizo y el bus pareciera ser muy grande para la angosta carretera que está cuidadosamente construida en las laderas de las montañas con 17 túneles que nos adentraron en los Alpes Marítimos, el Departamento donde estamos ahora en su zona rural.

A las 6:35 nos encontramos con Philippe quien estaba acompañado por su primo y en sus dos carros subimos a la finca. Camila se fue con el primo y yo con Philipe porque él habla muy buen español, además de inglés y esperanto, y su primo sólo habla francés. La conversación fluyó en los dos carros y al llegar a la finca encontramos un edificio agrícola de dos plantas y en un piso intermedio está el hogar de Philippe. Allí compartimos la preparación de las comidas con largas conversaciones sobre Colombia, Latinoamérica, espiritualidad y otros temas que hacen que se nos pasen horas hablando. En su casa hay una ducha con agua caliente gracias a la energía solar y se ve como un vividero muy agradable.



Nosotros estamos durmiendo en una casa rodante pequeña y el baño se construye periódicamente con una pica y una pala. La vista desde nuestra nueva habitación está compuesta por un bosque de pinos interminable, la inmensidad de los Alpes franceses, el cañón y el río que lo atraviesa.



El primer día se nos sugirió descansar y, si queríamos, podíamos caminar hasta un lugar como a una hora subiendo la montaña para constatar si había lavanda lista para cortar. Así lo hicimos.



Durante la semana hemos trabajado en diferentes actividades. Hemos cortado lavanda acompañados de Philippe (con Camila en la foto) quien siempre nos explica las tareas y está listo a contestar preguntas pero adicionalmente tenemos conversaciones muy fluidas ya que tenemos mucho en común porque en sus innumerables viajes por el mundo ha estado en Colombia por temporadas largas.




En este lugar hay mucho trabajo por hacer y es un gusto colaborarle a Philippe, no sólo porque nos ha acogido amorosamente sino porque es un ser humano que enseña sin afán, con suavidad y sin hacer evidentes las preocupaciones evidentes de los pequeños agricultores.

Despedida de Córcega


En el intermedio entre la granja de Córcega y la próxima en el Continente, estuvimos en Niza desde la media noche del viernes 26 de julio hasta entrada la tarde del domingo. Recién llegados dormimos en un hostal de mochileros y la siguiente noche donde Orwyn Avallon, uno de los amigos de los granjeros que nos recibió en su apartamento. Fue reparador en todos los sentidos estar con él y descansar en una casa de familia con todas las comodidades.

Empezando a procesar lo que ocurrió en Córcega veo que fueron unos días de gran intensidad en cuanto a las relaciones humanas y al trabajo físico. El martes antes de irnos, habiéndose cocinado todos los ingredientes de un buen conflicto, al finalizar el día, luego de una jornada de trabajo extenuante y de un día lleno de diversos acontecimientos, tuvimos una acalorada discusión con Natascha y Raphael en la que se ventilaron varios asuntos pero no se llegó a nada trascendental, máxime cuando tres días después ya no estaríamos ahí. Además de sacarnos algunas cosas en cara mutuamente, allí se pactó que todos pondríamos lo mejor para sobrellevar lo que faltaba de nuestra estadía.  

En esa conversación pasaron muchas cosas, los juicios brotaron como lanzas buscando víctima, las miradas no eran amorosas, las palabras estaban excitadas; Camila y Yo actuamos como la hermosa pareja que somos. Superado el momento álgido y en los días posteriores supimos que desde nuestra llegada habíamos sido encasillados por los anfitriones en cierta idea de "pequeños burgueses" y no contábamos con su beneplácito pero lo que más importante me parece de todo esto es que hemos hecho el ejercicio de buscar los aprendizajes que esta situación nos debe dejar.

Trayendo al presente las épocas en que era un asiduo televidente, me acuerdo de un Reality que se llamaba el Desafío 2008 en el que en pocos días se desarrollaban las relaciones personales de una manera casi frenética y creo que algo muy parecido pasó en nuestra experiencia de Córcega. Por ejemplo, con la dueña de la granja nunca tuve cercanía, luego pasamos por la agria discusión del martes y el jueves por la noche como preludio a nuestra partida bailamos salsa.

Muchas de las cosas que uno ve en los realities suceden en experiencias de convivencia como la que acabamos de pasar en Aghione, en las que las condiciones son retadoras y los recursos como el agua y la electricidad no son tan abundantes.

En Niza descansamos mucho, conocimos algo de la ciudad pero preferimos descansar a someternos a una jornada de turismo.


Agradezco haber conocido a todas las personas que estuvieron en la granja incluyendo a los dueños y a sus dos hijos, a Fanny (francesa), a Stephanie (suiza) con su hijo Sunjata, a Caroline (francesa) con sus hijos Sumac, Tamia y Rogmi (franco-peruanos), a Janie, a Luke (de EE.UU.), a Fred con su esposa Silvie y a Orwyn con su hija Stelle. Me llevo algo de cada uno de ellos y de verdad siento lo que le dije a Natascha cuando me despedí de ella con efusividad: this is not about gettin along, this is about loving each other (no se trata de caernos bien, se trata de amarnos los unos a los otros) y la mejor manera de llegar a amarnos es a través de la ACEPTACIÓN: te acepto tal y como eres y no te quiero cambiar.




La comida de nuestra última noche en la granja de Córcega. Amabilidad de despedida.


Bailando salsa después de la comida


En el paradero del bus para ir a Bastia donde tomaríamos el Ferry. Con Fanny, Camila, Sunjata y Stephanie