En
el intermedio entre la granja de Córcega y la próxima en el Continente,
estuvimos en Niza desde la media noche del viernes 26 de julio hasta entrada la
tarde del domingo. Recién llegados dormimos en un hostal de mochileros y la
siguiente noche donde Orwyn Avallon, uno de los amigos de los granjeros que nos
recibió en su apartamento. Fue reparador en todos los sentidos estar con él y
descansar en una casa de familia con todas las comodidades.
Empezando
a procesar lo que ocurrió en Córcega veo que fueron unos días de gran
intensidad en cuanto a las relaciones humanas y al trabajo físico. El martes
antes de irnos, habiéndose cocinado todos los ingredientes de un buen
conflicto, al finalizar el día, luego de una jornada de trabajo extenuante y de
un día lleno de diversos acontecimientos, tuvimos una acalorada discusión con Natascha
y Raphael en la que se ventilaron varios asuntos pero no se llegó a nada
trascendental, máxime cuando tres días después ya no estaríamos ahí. Además de
sacarnos algunas cosas en cara mutuamente, allí se pactó que todos pondríamos
lo mejor para sobrellevar lo que faltaba de nuestra estadía.
En
esa conversación pasaron muchas cosas, los juicios brotaron como lanzas
buscando víctima, las miradas no eran amorosas, las palabras estaban excitadas;
Camila y Yo actuamos como la hermosa pareja que somos. Superado el momento
álgido y en los días posteriores supimos que desde nuestra llegada habíamos
sido encasillados por los anfitriones en cierta idea de "pequeños burgueses" y no
contábamos con su beneplácito pero lo que más importante me parece de
todo esto es que hemos hecho el ejercicio de buscar los aprendizajes que esta
situación nos debe dejar.
Trayendo
al presente las épocas en que era un asiduo televidente, me acuerdo de un Reality
que se llamaba el Desafío 2008 en el que en pocos días se desarrollaban las
relaciones personales de una manera casi frenética y creo que algo muy parecido
pasó en nuestra experiencia de Córcega. Por ejemplo, con la dueña de la granja
nunca tuve cercanía, luego pasamos por la agria discusión del martes y el
jueves por la noche como preludio a nuestra partida bailamos salsa.
Muchas
de las cosas que uno ve en los realities suceden en experiencias de convivencia
como la que acabamos de pasar en Aghione, en las que las condiciones son
retadoras y los recursos como el agua y la electricidad no son tan abundantes.
En
Niza descansamos mucho, conocimos algo de la ciudad pero preferimos descansar a
someternos a una jornada de turismo.
Agradezco haber conocido a todas las personas que
estuvieron en la granja incluyendo a los dueños y a sus dos hijos, a Fanny (francesa), a
Stephanie (suiza) con su hijo Sunjata, a Caroline (francesa) con sus hijos Sumac, Tamia y Rogmi (franco-peruanos), a
Janie, a Luke (de EE.UU.), a Fred con su esposa Silvie y a Orwyn con su hija Stelle. Me
llevo algo de cada uno de ellos y de verdad siento lo que le dije a Natascha
cuando me despedí de ella con efusividad: this is not about gettin along, this
is about loving each other (no se trata de caernos bien, se trata de amarnos
los unos a los otros) y la mejor manera de llegar a amarnos es a través de la
ACEPTACIÓN: te acepto tal y como eres y no te quiero cambiar.
La comida de nuestra última noche en la granja de Córcega. Amabilidad de despedida.
Bailando salsa después de la comida
En el paradero del bus para ir a Bastia donde tomaríamos el Ferry. Con Fanny, Camila, Sunjata y Stephanie
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