El referente superior al que hacía referencia en una anterior entrada debe ser suficiente para cuidarme a mi, a mis grupos y a las contrapartes de la negociación. Debe tener una inteligencia y una comprehensividad tal, que me permita como negociador, optar por la creación de una prosperidad compartida con mi opositor.
Entregarme a ese referente significa que confío en que me va a cuidar, que lo hará con mis compañeros y con mis opositores.
Aniquilar a mi opositor hace que el juego se termine. Prefiero seguir jugando, seguir intentándolo.
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