sábado, 15 de febrero de 2014

Del “Dénorex” a la miel

Luego de anunciarlo en una entrada previa, tuve algo de reserva sobre escribir en el blog sobre este tema porque tiene que ver con “esos asuntos” que no necesariamente los demás tienen que saber de mí y luego recordé que todo el mundo tiene pelo o ha tenido, y por cierto yo cada vez tengo menos.

Desde que tengo memoria, mi Mamá me echaba champú regularmente y con los años yo me encargué de esa tarea que me divertía porque jugaba con la espuma y me parecía lo más natural al ver a mis hermanas y hermanos, a mis amigos y a toda la gente haciendo lo propio.

En algún momento, cuando empezaron a aparecer ciertos rasgos de pubertad, que para mí fue temprana, apareció la caspa. ¡Guácatelas!, debió haber sido mi expresión, porque de alguna manera aprendí que todo lo que tenía que ver con el cuerpo, sus fluidos y su funcionamiento, daba asco.

En la ducha que compartía con tres de mis hermanos, había una botella de plástico de fondo verde nevera con letras oscuras que adentró tenía un líquido de apariencia viscosa, de color Pony Malta y que me olía a lo que sabe el champú. No es que yo ande tomando champú pero algunas veces me cayó en la boca.

Esa fue la supuesta solución por un tiempo aunque me molestaba que al acalorarme, la cabeza me empezaba a oler a Dénorex, este champú que resultó ser el predecesor del “gran” Head & Shoulders o H&S como lo promocionaban para quienes no teníamos buena pronunciación en inglés y así lo podíamos pedir en el mercado sin problemas.

H&S me acompañó por más de veinte años y no había lugar a considerar dejarlo, de hecho llegué a usarlo todos los días porque si no lo hacía el pelo se me ponía grasoso y ¡guácatelas!. Además llegaron condiciones paralelas como blefaritis y dermatitis seborreicas y hasta los oídos padecían de ello … ¡guácatelas!

Estando en la granja de los Alpes de Francia, donde el agua venía directo de un nacedero, sin haberme propuesto dejar el H&S, empecé a usar el champú que estaba en la ducha, que no era anti caspa y para mi sorpresa, ella nunca apareció en el mes que estuvimos allí; sólo volvió acompañada por una pequeña molestia en los ojos y en la cara, al pasar unos días por Paris donde el agua tiene cloro. H&S se encargó de la situación.

En ese momento empecé a fabricar una teoría según la cual el cloro es un producto que se usa para manipularnos y de esa forma las grandes empresas nos pueden vender muchos productos. No creo que mi histérica idea esté muy lejos de la realidad pero me aparté rápido de mi intención de iniciar una cruzada contra el cloro y las multinacionales del “cuidado personal” y preferí seguir gozando de este maravilloso Viaje de los Sueños.

Luego, en las granjas de Israel, por algo menos de tres meses me abstuve del H&S aunque estuvo en la maleta, siempre celoso de los resultados de mis experimentos y sólo lo usé una vez, al final del paso por tierra santa, para controlar la blefaritis pero no para el pelo.

Gracias a las dotes investigativas de Camila, encontramos en Internet diferentes métodos para lavarse el pelo y para controlar la caspa. He probado lavármelo con bicarbonato diluido en agua y acondicionarlo con vinagre también diluido. Me funciona pero no logra controlar la caspa y no me gusta tanto como queda la textura del pelo.

Hasta ahora la experimentación va en que semanalmente, los domingos, hago una buena cantidad de jugo de limón y la mezclo con un poquito de miel. Pongo la mezcla en el pelo y me lo cubro con una toalla para que se caliente un poco (ver foto). Luego me juago y eso es suficiente para que esté limpio y sin caspa por una semana.

Comentarios bienvenidos
 Lo que he visto es que hay que probar y decidir cual es el mejor método para cada quien pero ahora me queda claro que el champú no es tan necesario como yo lo creía y que la espuma que tanto me divertía hace parte de una estrategia para que yo crea que los detergentes están haciendo su trabajo.

Ya no cargo la botella blanca con azul de H&S y ahora me echo algo en el pelo que cuando cae en mi boca es como estar comiéndose un postre, lo que no pasa con el champú que cuando entra a mi boca sólo puedo decir: ¡Guácatelas! 

2 comentarios:

marcela dijo...

que simpática esa foto... me alegra que puedas hacer el viaje de los sueños de muchos... suerte y bienvenido

marcela dijo...

que simpática esa foto... me alegra que puedas hacer el viaje de los sueños de muchos... suerte y bienvenido