Me permito asombrarme ante un aeropuerto como el de Barajas de
Madrid que es gigante y muy bonito. Todo me gusta, el techo, las salas de
espera, las cabinas de inmigración, el tren que lo lleva a uno entre los
diferentes terminales, los almacenes que venden patas de jamón, todo. No le
permito a mi adultez "seria" que aplaque mi capacidad de sorprenderme; miro como
un niño a la gente de varias partes del mundo, disfruto oyendo idiomas, miro
todo detenidamente y me encanta observar.
Llegamos a Madrid a la 1 AM de Colombia (8 AM acá), estamos
esperando para tomar un avión hacia Milán al medio día y estando cansado porque
no soy bueno para dormir en aviones ni en sillas de aeropuerto, incluso en
salas preferenciales, me siento feliz de todo lo que está pasando, estoy pleno
y realizado por haber empezado esta etapa del Viaje de los Sueños que ya
implica aviones y muy próximamente tren y ferry.
Llegar hasta acá ha sido una hazaña, fue necesario el coraje y la
persistencia, fue preciso aprender a recibir los regalos, a veces incomprensibles,
que trae la vida, aceptamos la ayuda y el aliento de muchos y finalmente
estamos lejos de nuestro entorno nativo, nuestro hogar va por el mundo y por
ahora no tenemos un lugar físico permanente. Escogimos ser errantes por un
tiempo y espero que lleguen la nostalgia y la tristeza de vez en cuando para
recordar con cariño todo lo que tenemos en Colombia.
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