domingo, 3 de noviembre de 2019

De la Ola Verde a Claudia alcaldesa

El domingo 27 de octubre sentí como propio el triunfo de Claudia López. Tanto es así que cuando anocheció me dispuse a ir a Compensar para recibir el discurso del triunfo en vivo. Mi pareja se animó a venir con nuestro hijo.

No participé en la campaña de Claudia, en primera medida porque me retiré de la política electoral, varios años atrás. De hecho, la última vez que voté fue cuando Peñaloza ganó en octubre de 2014.[1] Y no me avergüenza haber votado por él; creo que su gobierno ha sido satisfactorio si se tiene en cuenta el desastre de 12 años de mala izquierda en Bogotá. Pese a que el alcalde como comunicador parece la inspiración de Juanpis González, sus gobiernos son un compendio de gerencia pública, liderada por tecnócratas trabajadores y responsables.

Además no participé en la campaña de Claudia porque era y soy, hasta el 10 de noviembre, servidor público. Reanudé el uso de mi derecho al voto para sufragar por ella. Me emocionó que una mujer lesbiana, del partido del girasol, que ayudé a fundar, llegara a ser alcaldesa de mi ciudad. Adicionalmente era la única que no había sido tibia con los corruptos.

En Compensar me emocioné mucho, me acordé de la celebración de la Ola Verde, cuando pasamos a la segunda vuelta y gritábamos en el Centro de Convenciones: “Yo vine porque quise, a mí no me pagaron”. Nos ridiculizaron a más no poder, pero yo sigo orgulloso aunque crítico a perlas como el desafortunado video de Antanas y Claudia al piano.

Antes de empezar el discurso llegué al llanto cuando me percaté de que mi hijo coreaba: “alcaldesa, alcaldesa, alcaldesa…”. Para este niño es natural, normal, concebible que una mujer sea la gobernante de su ciudad. Incluso, en la mente de un niño puede pasar que crea que solo una mujer puede serlo. Y aunque no se trata de eso sino de vivir en un riguroso igualitarismo, ese pensamiento sería poético. [2]

Me siento ganador con lo del domingo pasado, porque le metí mi alma a la Ola Verde y ella, sin duda, es un determinante decisivo de este maravilloso triunfo que ahora es preciso convertir en buena vida para los habitantes de Bogotá.


[1] En esta columna, encontré resumidos los argumentos de porqué no voté, durante algunos años: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/salud-hernandez-mora/adios-a-el-tiempo-columna-de-salud-hernandez-mora-426330Insisto que no votar también es una posición política, pese a que pase desapercibida para la tal democracia.
[2] Mi posición sobre devenir hombre y mujer: https://mundoround.blogspot.com/2018/11/muchos-machos.html

1 comentario:

Nicolás Velásquez dijo...

Bacanísimo ver al pelado emocionado por algo así, pero todavía más chevere que su generación llegue a ver como normal lo que para nosotros representa una transformación.
Sín duda que el triunfo de Claudia tiene mucho de aquello por lo que nos animó la política: Principios de transparencia, diversidad, inclusión, participación ciudadana... Ojalá le vaya muy bien.