miércoles, 4 de junio de 2025

ASOCODUNECAN: El lado oscuro de la tenencia irresponsable de perros en nuestras ciudades


Las ciudades son ecosistemas complejos donde la convivencia se basa en el respeto y el buen uso de los recursos compartidos. Sin embargo, en los últimos años, he notado un problema creciente que, en mi opinión, está alcanzando proporciones alarmantes: la proliferación desmedida de perros y la negligencia de muchos de sus dueños. Como asiduo caminante y usuario de parques para hacer ejercicio, me enfrento día a día con una realidad innegable: nuestras calles y parques están infestados de desechos caninos.

El asunto va más allá de la simple molestia. La cantidad de perros en las ciudades está empezando a sobrecargar los servicios e infraestructuras públicas. Pensemos en la gestión de residuos: cada vez más, las bolsas de excrementos caninos se acumulan en las aceras, convirtiéndose en verdaderas "minas" que amenazan la limpieza y la salud pública. Incluso cuando se recogen, siempre queda un residuo, y ni hablar de los casos de diarrea, donde el rastro es aún más evidente y desagradable.

Pero la acumulación de popó no es el único problema. El pipí de perro mancha muros, postes, mobiliario urbano y cualquier superficie vertical, dejando un olor penetrante y una marca visual indeseable. Esto no solo afecta la estética de nuestras ciudades, sino que también genera un impacto sanitario.

Más allá de la percepción: un problema con múltiples aristas

Quiero enfatizar que este no es un lamento aislado, sino una preocupación por el bienestar de nuestras ciudades. La tenencia irresponsable de perros contribuye a varios problemas:

  • Impacto ambiental: Aunque parezca menor, la cantidad de desechos generados por la población canina urbana tiene un impacto considerable. La producción de alimentos para perros, la gestión de sus excrementos y la energía consumida en su cuidado contribuyen a la huella de carbono, aportando al cambio climático. Es un factor que rara vez se considera, pero que suma en la ecuación ambiental.
  • Apropiación y mal uso del espacio público: Es incomprensible que la gente tenga tres, cuatro, cinco o más perros en un apartamento o casa pequeña. Esta acumulación desmedida de animales conlleva una apropiación indebida de los espacios públicos. Los pastos de los parques, diseñados para el disfrute de todos, se convierten en campos minados donde caminar sin miedo a pisar excrementos es casi imposible. Parece que algunos dueños creen que el espacio público es una extensión de su patio trasero.
  • Problema de salud pública: Los excrementos caninos no son solo una molestia estética. Contienen bacterias, parásitos y virus que pueden transmitirse a humanos, especialmente a niños, a través del contacto con el suelo contaminado. Esto representa un riesgo directo para la salud pública que no podemos ignorar.

La peligrosa antropomorfización y el negocio millonario

Es comprensible que la gente busque compañía en los animales. Sin embargo, algunos dueños de canes han cruzado una línea, volviéndose, a mi parecer, abusivos en su comportamiento. Es irritante escuchar a quienes comparan la decisión de tener perros con la de tener hijos. ¡Son dos categorías morales completamente distintas! Un perro no tiene las mismas necesidades ni responsabilidades que un ser humano.

Además, he notado una hipersensibilidad exagerada por parte de algunos dueños de perros, quienes parecen considerar a sus mascotas como "humanos intocables". La antropomorfización de los animales, llevada a este extremo, es una estupidez que distorsiona la realidad y fomenta comportamientos irresponsables.

Este fenómeno ha sido capitalizado por un mercado gigantesco que se ha construido alrededor de la industria canina. Desde alimentos premium y juguetes exóticos hasta servicios de guardería, spas para perros y costosos tratamientos veterinarios, el gasto en mascotas se ha disparado. Esto ha convertido a los perros en un producto de consumo más, a veces relegando las responsabilidades cívicas a un segundo plano, en pos de satisfacer los caprichos del "amo".

Conclusión

Es hora de que las ciudades asuman la tenencia irresponsable de perros como el problema creciente que es. No se trata solo de un asunto de salud pública, sino también de apropiación indebida del espacio público y de mal uso de la infraestructura urbana. Necesitamos abordar este tema desde las ciencias del comportamiento, implementando incentivos serios que motiven a los dueños a dejar de ser abusivos y a asumir su responsabilidad. Nuestras ciudades merecen ser limpias, seguras y accesibles para todos, sin excepciones.

ASOCODUNECAN (Asociación contra dueñas y dueños negligentes de canes)

* Esta entrada fue escrita con la ayuda de Gemini